Mañana
será duro. Lloverá, hará frío. Habrá que andar un montón de kilómetros,
alrededor de 23. Y habréis pasado la noche en el autobús. Y en un autobús
no se duerme, se malduerme.
Sí,
mañana será un día duro. El primer día del camino. Y es muy posible que en
algún momento penséis, ¿qué hago yo aquí? ¡Jo!, con lo bien que estaba en mi
casa. Y otros pensamientos, como ¿por qué he venido?, ¿quién me ha mandado
meterme en esto?...
Probablemente
no os apetecerá hacer mañana lo que vais a hacer mañana. Y ese es el paso que tenéis
que dar, hacer no lo que os apetece, sino lo que habéis querido hacer, aún en el caso de que ese querer haya sido un tanto incierto, confuso, con dudas.
Andar
el camino aclarará la incertidumbre, disolverá la confusión, responderá a
vuestras dudas. Pero tendréis que andarlo porque habéis querido hacerlo, más
allá del fango de hacer sólo lo que os apetece.
Y
cuando lleguéis a Santiago, porque habéis querido ir, la lluvia, el frío, el
barro, el cansancio, las agujetas, las ampollas, quedarán atrás, como cadenas
que habréis roto en el camino de vuestra liberación.
¡Buen
camino y que Dios os bendiga!
No hay comentarios:
Publicar un comentario