FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 7 de abril de 2017

Irene y José Ángel, entre otros muchos...


Era un domingo de verano, cuando Irene y José Ángel se disponían a patrullar en Sallent de Gállego, tranquilo pueblo pirenaico donde estaban destinados. No lo hicieron, pues una bomba lapa, adosada al vehículo, acabó con sus vidas. Corría el año 2000.
Ahora, el lugar del crimen es una bulliciosa plaza en verano, que en invierno  la nieve cubre a menudo de blanco. Y, lo confieso, no ha habido ni una sola vez de las muchas en las que he estado en Sallent, en la que no haya recordado a aquellos dos jóvenes guardias civiles. A  veces compartiendo el recuerdo con quienes me acompañaban, a veces guardándomelo para mí.
Por eso, cuando estos días vuelven a salir en los medios de comunicación, con mucha más frecuencia de la deseada y de la deseable, esas siglas de horror y de muerte, se ha avivado en mí el sentimiento de indignación, de dolor y de rabia que demasiadas veces compartí con millones de personas.
Y lo tengo claro. Inmenso respeto a las víctimas y a la gente que las quería y las sigue queriendo. Memoria permanente de su vida truncada de un modo tan vil y tan injusto. Y el necesario pero difícil, por el bien de todos, perdón a los verdugos, que no debe suponer la alteración del recto e íntegro curso de la justicia.
Ante esta página negra de nuestra historia no caben componendas, posturitas políticamente correctas, ambigüedades interesadas. Con la vida humana no se juega y con libertad tampoco. La vida y la libertad, las dos grandes víctimas, son sagradas. Por eso no puedo entender otra actitud que la condena absoluta a aquellos terribles hechos. Por eso me preocupan los políticos que ante ellos se muestran tibios, y me asustan los que de modo más o menos velado los defienden o justifican.
Aquellos dos chavales tenían todo el derecho del mundo a haberse jubilado en paz después de una vida de trabajo y de servicio. Y no hay más que decir.

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