FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 11 de diciembre de 2020

El fornido, enorme y rosadito jovenzuelo.


 

Salgo poco por zonas habitadas desde hace ya tiempo. Y casi cada vez que salgo vuelvo con alguna historia que contar. La de hoy la voy a contar, por eso del desahogo.

He tenido que ir a correos y, como es natural había cola. Me he situado, en la acera, a dos respetuosos metros de la señora que tenía delante. Hasta ahí bien, ¿verdad? Es lo que hay que hacer. Distancia de seguridad, mascarilla, pócima hidroalcohólica y ventilación. Seguridad total, o casi.

Más he aquí que, unos momentos después, un fornido, enorme y rosadito jovenzuelo se ha puesto a la cola detrás de mí. Sí, detrás de mí, tan detrás, tan detrás, que con la bolsa que llevaba rozaba mi corporeidad.

¿Qué hacer? He probado a acercarme un poco a la señora que tenía delante con la esperanza de que se quedara donde estaba, más no; para mi espanto avanzaba conmigo.

La otra opción era decirle, "amantísimo jovenzuelo, en buena hora nacido, ¿tienes a bien respetar los dos putos metros de seguridad que hay que respetar para quitarnos pronto esta mierda, con perdón, de encima?" Pero lo que me pedía el cuerpo era decirle, "tú eres tonto o meas de canto, tira patrás".

Y en estas cábalas estaba yo, cuando me ha llegado el turno, lo que ha sido un alivio. Porque la verdad, dijera lo que dijera, si la respuesta hubiera sido inadecuada (la única adecuada sería decir, perdón y apartarse)  me hubiera enfadado mucho, pero me hubiera tenido que tragar el enfado, y eso no es bueno.

Porque la posibilidad de arrear un mamporro no la contemplo nunca, y en el caso de que en un arranque de ira lo hubiera hecho, en este caso al menos, mi cuerpo serrano, que no era más que una pulguita frente a sus abundantes y prietas carnes, hubiera podido quedar muy maltrecho.

Por eso, y mientras no cambien las cosas, donde mejor estoy es en casa o en el monte, rodeado de pinos, algarrobos y bichos que sí respetan la distancia de seguridad, excepto los insectos; pero ahora están tranquilitos.

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