El
enclave del pueblo entre la montaña y el río es ideal, y la perspectiva que,
cuando venimos de la Pobla o de San Antonio nos ofrece, sobre todo al
atardecer, preciosa.
No es
descabellado mirar dónde y cómo situar un par de miradores para poder, en un paseo,
contemplar cómo el sol se pone tras las montañas, sobre las que se recorta el
casco urbano. El panorama es de una gran belleza, belleza que oculta ciertos
desacatos urbanísticos.
Sin
embargo, visto desde “Les Mamelles”, hieren más claramente a la vista, algunos
de esos desacatos de otros tiempos, porque el conjunto, con la sierra Calderona
como telón de fondo, también es bonito.
En
esta foto se ve la Iglesia, con la cúpula y los campanarios, medio ocultos por
ese edificio que nunca se tenía que haber construido allí. Y a la derecha, el
ayuntamiento emerge entre otros edificios más respetuosos con el entorno. Pero
en medio, entre iglesia y ayuntamiento, aparece ese pirulí, también absurdo, en
el que, por cierto, yo viví muchos años.
Claro
que ahora nadie tiene la culpa de esos errores-horrores, y mucho menos los
vecinos que en ellos viven. Y que el tema no tiene solución, como no sea
aprender de esos errores para no volver a cometerlos. Pero pese a ellos, me gusta contemplar el pueblo desde la montaña.
Por cierto, en la foto queda muy bonita la antigua estación, ¿verdad?
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