Cuando
se acerca uno de los días más peligrosos de este año para el futuro de todos,
el 31 de diciembre, los ejemplos de imbecilidad y “macaquez” proliferan como
setas en otoño, cuando llueve.
El
toque de queda a las 12, inteligente y valiente decisión de nuestras
autoridades, va a ser burlado por muchísima gente quedando a comer y
disfrutando luego de una larga sobremesa. Y a los doce en casa, ¡claro!
Cumplirán
la ley, sí, pero para nada servirá, porque lo de la hora es lo de menos. De lo
que se trata es de evitar las comidas de más de seis personas etc,etc,etc, ya lo sabemos
todos, y las largas sobremesas, porque son extremadamente peligrosas.
Pero
hecha la ley, hecha la trampa. Como esos imbéciles que, para no ponerse la
mascarilla, fuman un cigarrillo tras oro, saborean un chupachup interminable, o comen pipas.
Sí, hecha la ley, hecha la trampa.
Y es
que, ya lo he dicho muchas veces, este virus nos está desgraciando sobre todo
por la ingente cantidad de gilipollas, insolidarios e irresponsables, que viven
entre nosotros.
Y también he dicho en otras ocasiones, es tiempo de joderse, y el que no tiene los arrestos suficientes para joderse ahora, nos jode a todos para mucho
tiempo.
Disculpad
el lenguaje soez. No me gusta, pero en circunstancias extremas, como éstas, doy
prioridad a hacerme entender. Y a desahogarme un poco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario