Hoy se
reunían, otra vez, los gerifaltes del Gobierno central y de las Autonomías para
ver qué hacemos y qué no hacemos en Navidad. Cuestiones jurídicas y políticas
aparte, yo lo veo muy sencillo. Igual estoy equivocado. Si con las restricciones
actuales los indicadores de la evolución de la pandemia dan datos positivos,
¿por qué narices hay que abrir la mano en diciembre?
¡Ah,
ya lo sé! Porque es Navidad. ¡Vaya hombre! Porque es Navidad vamos a iniciar solemnemente la tercera ola. ¡Valiente gilipollez! De verdad que no entiendo
que haya que dar tantas vueltas al asunto.
Las
reuniones sociales y familiares deberían seguir como en noviembre. Los
confinamientos como en noviembre. Comercio y hostelería como en noviembre. El
toque de queda, como en noviembre. Hablo de la Comunidad Valenciana, en otras
partes no sé cómo estaba el asunto exactamente.
Que
nos fastidia, ¡claro, y mucho! Pero si de lo que se trata es de salir lo antes
posible de esto, no hay más remedio que aguantarse. ¡Qué le vamos a hacer!
Repitámonos la triste y odiosa frase, es lo que hay.
Como
ese chavalín que en clase cierra la ventana porque hace frío, y de verdad lo
hace. Y el profe le dice, abre esa ventana. Y él responde, es que tengo frío. Y
el profe dice, yo también, pero me aguanto; abrígate más pero abre.
Sí,
hablando en plata, “es tiempo de joderse”. En Navidad también. Todos. Y con
alegría si es posible. De lo contrario, el año 2021 va a empezar "divertido".
Lo dicho. No veo que haya nada de qué hablar. Seguir como ahora y puestos a cambiar algo, que el 24 y el 31 de diciembre el toque de queda se adelante a las 11. Así ayudaríamos a los padres de adolescentes y jovencitos a amarrarlos, porque en esas fechas serán los más peligrosos. Y la policía a trabajar, y los ciudadanos responsables a no tener miedo de denunciar, porque en estas circunstancias eso es un acto solidario.
Esto
sería tomarse el asunto en serio. Pero no pasará. No, no asumimos que “es tiempo de
joderse”, con perdón. Al menos no todos.
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