FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Ideas para educar. 3.1 Acuerdo total papá-mamá.

1.-CONOCER:
1.1 ¿Qué es realmente un niño?

2.-PREVENIR:
2.1 Desde la cuna.

3.-INTERVENIR:
3.1 Acuerdo total papá-mamá.
3.2 Control de la familia extensa.
3.3 Control de otros agentes educativos.
3.4 Coherencia en nosotros. Hacer lo que decimos.
3.5 Normas claras y concretas. Las precisas.
3.6 Hablar poco. “No comerle el coco”.
3.7 Ignorar conductas no deseadas. Reforzar las deseadas.
3.8 No mostrar que controla nuestro estado de ánimo.
3.9 No exigirle lo que no somos capaces de hacer nosotros.
3.10 Valorar si vale la pena “entrar en combate”.

En muchos aspectos de la vida, hay cosas que son fundamentales, básicas, que de no funcionar bloquean toda la maquinaria, o en el mejor de los casos la hacen funcionar pesadamente.
Es en educación esta pieza clave, la absoluta necesidad del acuerdo total entre el papá y la mamá a la hora de educar al niño. Las consecuencias de que esto no sea así suelen ser gravísimas, y comprometen muy seriamente todo el proceso educativo.
El hecho de educar pone a prueba continuamente la solidez de la pareja, exigiendo a ambos dialogo constante, consenso frecuente y gran respeto mutuo. Y esto, si hay amor real en la pareja es mucho más fácil que si no lo hay.
El niño, por su propia naturaleza, buscará dividir para salirse con la suya, cuando “la suya” no coincida con la de los “papis”, y si estos no están atentos, si no hay comunicación, incluso complicidad, se saldrá con la suya, y habrá abierto una brecha, a lo mejor pequeñita, pero una brecha, entre papá y mamá, porque uno habrá “ganado” y el otro habrá “perdido”. Y eso nunca es bueno.
Mirad, es mejor que os equivoquéis juntos a que uno acabe ganando frente al otro y el niño lo vea. O el adolescente. Esto vale para todos. Si os equivocáis juntos, no pasa nada. Errar es de humanos. Sacamos la pata metida y seguimos adelante. Esto no hace daño al niño. Lo otro sí. Y mucho.
Es aberrante y peligroso que el papá dialogue o pacte con el niño, repito, o el adolescente, a espaldas o contra la mamá, o viceversa. Primero os ponéis de acuerdo vosotros. Luego los dos, o uno de los dos, vais a “poner el cascabel al gato”.
Y ¡ojo!, este problema no afecta solo a los papás separados, que por supuesto tienen mucho más difícil esto de educar; también pasa en familias cuyos padres no están separados, y que incluso se llevan bien, se quieren. En estos casos, si no están atentos y dedican tiempo a compartir decisiones, a escucharse, a ayudarse mutuamente en la difícil tarea de la educación, vendrán los problemas.
No quisiera acabar este artículo sin incidir un poco más en una reflexión hecha anteriormente. Si papá y mamá se quieren de verdad, como he dicho, es todo mucho más fácil, suele salir todo mejor, y como el amor engendra amor, el querer hace que la gente quiera, pues es más probable que los niños sepan querer y aprecien el ser queridos. Es el camino de la felicidad. Pero hoy en día hay muchos, demasiados papás, que ya no se quieren. Con suerte se ignoran; a menudo se odian. Pero siguen  siendo papás. Entonces, en estos casos sólo nos queda apelar al sentido común, e incluso a algo más elemental todavía, al instinto de protección de los progenitores sobre la camada. Biología pura. Pues ni por esas. Hay demasiados casos en que ni el sentido común, ni la pura biología son suficientes para evitar que se machaque y se desgracie a los niños, bien por parte de uno o frecuentemente de los dos, que tienen la misión moral y legal de protegerlos.
Porque unos papás separados, con sentido común y un amor por su hijo, más fuerte que el odio por su “ex”, pueden llegar a una situación, si no deseable, sí al menos soportable, y con esfuerzo y humildad educar al hijo en el camino de la felicidad. Afortunadamente conozco adultos responsables que desde esta difícil posición lo hacen muy bien.
Y en cualquier caso, nunca hay que olvidar que cuando educar al niño es tarea de dos, que no siempre lo es, es tarea de dos. Con todas las exigencias y consecuencias. Como siempre, lo que está en juego es la felicidad del niño. Y es ésta, como hemos dicho, la primera responsabilidad de los padres. Y además la voluntad de Dios.

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