FRASES PARA PENSAR.

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QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 26 de marzo de 2015

Estas rachas de marzo en los desvanes...

            


         Antonio Machado estuvo desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1938 en Valencia, en concreto en un chalet de Rocafort, llamado Villa Amparo. Allí continuó trabajando de diversas formas para la causa de la República, hasta que pasando por Barcelona se exilió a Francia, a Collioure, donde poco después falleció casi a la vez que su madre.
De este tiempo que estuvo en Valencia es un bonito soneto que, hace mucho tiempo, casi sin querer, aprendí de memoria. Se titula “amanecer en Valencia” y lleva de subtítulo “desde una torre”.

Estas rachas de marzo, en los desvanes
—hacia la mar— del tiempo; la paloma
de pluma tornasol, los tulipanes
gigantes del jardín, y el sol que asoma,

bola de fuego entre dorada bruma,
a iluminar la tierra valentina...
¡Hervor de leche y plata, añil y espuma,
y velas blancas en la mar latina!

Valencia de fecundas primaveras,
de floridas almunias y arrozales,
feliz quiero cantarte, como eras,

domando a un ancho río en tus canales,
al dios marino con tus albuferas,
al centauro de amor con tus rosales.

El texto es sencillo, sin pretensiones, pero en él se ve esa magia de la lengua que sólo tienen los poetas. Esa forma de ser fiel a una métrica determinada sin que se perciba nada artificial, sino sólo un ritmo, una gracia natural que surge sin aparente esfuerzo de la mano del artista.
Machado canta a Valencia en un amanecer. El sol que sale por el mar, la paloma, el tulipán del jardín, la bruma dorada…
Se exalta ante las “velas blancas en la mar latina”, "leche, plata, añil y espuma”, para seguir desgranando los dones que la naturaleza y el trabajo del hombre han dado a este rincón del mundo; las primaveras fecundas, las almunias floridas, los arrozales y acabar con una cierta deformación de la realidad cuando al Turia llama ancho río, la Albufera se convierte en albuferas y los rosales se extienden por doquier conjurando al centauro de amor. ¿Licencia literaria, o es que al bueno de Antonio, ya viejo y triste, le pareció así?
Da igual, porque la poesía es libre de interpretar la realidad e incluso de  trascenderla, pero hay algo en el poema que nos recuerda que sí tiene muy presente la realidad, y una realidad terrible. Cuando dice “feliz quiero cantarte como eras…”. Fijaos, "como eras”. Valencia es una ciudad en guerra. Era hermosa. Y Machado canta a esa Valencia que era. Desde la triste y trágica realidad del presente evoca lo que fue y quizá sueña lo que algún día será…
En este día de marzo con rachas y azul, comparto en el blog este canto de Don Antonio Machado a Valencia. Creo que es un bonito poema, no muy conocido en nuestra tierra. Pues bien, ahí lo tenéis.

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