FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 11 de mayo de 2015

Hoy he acabado de leer el Quijote, por segunda vez.

Don Quijote y Sancho frente a la casa natal de Cervantes, en Alcalá de Henares.
La primera vez, ya hace muchos años, que leí el Quijote, me gustó, me gustó mucho. Era joven. Don Quijote, salía al mundo a “desfacer entuertos”, a socorrer a los débiles, a hacer justicia…Salía de algún lugar de La Mancha, por el campo de Montiel, a la aventura. ¡Había tanto que hacer! Y yo salía con él.
Hoy he acabado de leerlo por segunda vez. He vuelto a disfrutar andando con Don Quijote y Sancho por las tierras de España. Sus extraordinarias conversaciones, sus encuentros con las gentes, sus noches al raso, sus aventuras…Me he reído, me he emocionado, me ha dado pena, mucha pena, me he indignado…
Es realmente una obra gigante, inmensa, no sólo por el mucho más que excelente dominio del idioma, sino por su profundidad, una profundidad que da vértigo. El vértigo de asomarte a lo que es el hombre en toda su grandeza y toda su miseria. El vértigo de sentirte junto a ellos, de reinterpretar tu propia vida desde las vidas grandes del Caballero de la Triste Figura y su fiel escudero, descubriendo que no ha pasado el tiempo, que no hay distancias.
De verdad, pienso que es la obra más grande de la historia de la literatura universal. Pienso que todo el mundo debería, en algún momento de su vida, tener el privilegio de leer “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
Hoy, cuando he cerrado el libro, conmovido, me quedaba a mí también muy lejos aquella mañana cuando, muy temprano, salía nuestro caballero de su aldea a campo abierto, exultante de gozo, a cambiar el mundo.
Ya no soy joven. Hoy era en la playa, en Barcelona, junto al mar, donde le he visto, derrotado, diciéndole al caballero de la Blanca Luna, “Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo y yo el más desdichado caballero de la tierra, y no es bien que mi flaqueza defraude esta verdad”.
Desde el fondo de su derrota, sigue Don Quijote proclamando que lo que es bello, lo que es verdad, sigue siéndolo, aunque él no haya sido capaz de defenderlo. Y eso le ha hecho perder la honra, piensa. Pero precisamente ahí está su honra, su más alta dignidad como hombre, en aún derrotado, seguir siendo fiel a sí mismo y a sus convicciones, más allá incluso de la vida y de la muerte. Por eso dice, “aprieta, caballero, la lanza y quÍtame la vida, pues me has quitado la honra”. Sí, hoy también estaba yo allí, con él, junto a él, ante un Sancho desolado.
Caído y aturdido por tanta grandeza.

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