FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 8 de mayo de 2015

Ya ha llovido, ¿y ahora qué? La respuesta.

Esto está en Serra. El amarillito habría que cortarlo ya, los marrones lo antes posible, pero ahí están.

Hace ya algún tiempo, exactamente el 23 de marzo, me planteé en este blog la siguiente pregunta respecto a la plaga del tomicus: ya ha llovido, y ahora, ¿qué? Y dije que me reuniría con personas que tuvieran información suficiente como para poder responderme, y eso he hecho.
La situación en estos momentos desde mi punto de vista, por lo que veo en mis recorridos montaraces y por la información que he podido recabar, la expongo a continuación.
1º.- Las lluvias de marzo cayeron en el momento oportuno, resultando extraordinariamente beneficiosas para el monte.
2º.- La plaga, gracias a estas lluvias, está contenida, pues los árboles se han fortalecido y, al menos de momento, pueden hacerle frente, como lo hubieran hecho si no hubiese sido por la tremenda sequía que venimos arrastrando y que continúa.
3º.- Los árboles que en estos momentos están siendo atacados por la plaga de un modo severo, son muchos menos que el año pasado por estas fechas. Pero hay, y deben ser talados, descortezados y troceados ya.
4º.- Los árboles muertos que han quedado en el monte son una reserva de insectos en estado latente que cuando se den las condicionas adecuadas volverán a atacar, aparte de un caldo de cultivo ideal para otras plagas y un riesgo grande de cara a los incendios forestales.
5º.- En determinadas zonas, (Serra, Náquera, Olocau) las áreas afectadas no son muy extensas por lo que las brigadas forestales, de modo manual y trabajando a destajo, podrían retirar la madera muerta. En otras, caso de las Rodanas de Villamarchante, la extensión es tan importante que se impone la entrada de maquinaria para retirarla.
6º.- La Consellería ya dio la orden en marzo de que se retirara la madera muerta tanto en suelo público como privado. La normativa, detallando el procedimiento que ha de seguirse, está publicada. Y está bien. Entiendo que es una normativa de carácter técnico, correcta y adecuada a la situación.
Hasta aquí los hechos evidentes e incontestables. Pero, ¿qué está pasando en este momento?
Las medidas concretas para que esta normativa no se quede en papel mojado, no se están tomando, o al menos se están tomando tan solo parcialmente.
Están pendientes, en primer lugar, los acuerdos con empresas madereras para que, de un modo controlado, extraigan de determinadas zonas toda esa madera muerta que tan grave peligro entraña, y en segundo lugar la tramitación legal por vía urgente que permita sanear los montes de propiedad privada ya, pero ya.
Lo que sí se está haciendo es vigilar y, poco a poco, limpiar el monte público con las brigadas de que se dispone, pero actuando sólo de esta forma tardaremos años. Y la sequía continúa y continuará. ¡Ojalá me equivoque!
Si no se actúa ahora, el verano será especialmente peligroso, tanto por la amenaza del fuego, dada la carga de madera muerta y muy seca del monte, como por la reactivación de la plaga de tomicus y otras derivadas, reactivación que facilitará el inevitable debilitamiento del pinar con la más que previsible sequía estival.
Por el contrario, si se actuara con agilidad y eficacia, el verano sería menos peligroso, aun habiendo sequía, y en el invierno próximo se podrían iniciar tareas de repoblación. 
El problema está, como siempre, en la extrema politización del tema medioambiental. El miedo del gobierno a los movimientos ecologistas radicales, minoritarios pero con fuerte presencia mediática, la dificultad en ponerse de acuerdo los partidos mayoritarios, el oportunismo y radicalismo de otros partidos y agrupaciones, la proximidad, ya inminencia, de unas elecciones, y la indiferencia social hacia el medio ambiente, pueden, y creo que lo harán, de nuevo ¡otra vez, ojalá me equivoque!, paralizar a la administración, que veo que lo tiene claro, y lo hace bien sobre el papel, pero no se atreve a actuar.
Y se entiende. ¿Para qué van a gastarse un dinero que no sobra, para hacer algo que a muy poca gente importa y encima que pondrá en pie de guerra a los “políticamente correctos” con el consiguiente escándalo mediático?
Conclusión. Sabemos qué hay que hacer, pero no se va a hacer. Y el problema es que esta parálisis de la administración nos llevará a bajar un escalón más en el deterioro imparable de la naturaleza en la Comunidad Valenciana, porque lo del tomicus es sólo la punta del iceberg.
Y vuelvo a una idea ya mil veces dicha en este blog, ¿a qué esperan para crear un gabinete de crisis, con representación de todos los partidos, para afrontar la catástrofe medioambiental de la Comunidad Valenciana?
A ver si después de las elecciones…

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