FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 28 de junio de 2023

¿La respeto o no la respeto?


 

Resulta curioso cómo el hecho de respetar las normas puede traerte problemas y a veces graves. No me gusta saltármelas, no le veo la gracia; sólo si van contra mi conciencia soy capaz de hacerlo, pero solo si van contra mi conciencia. Y una señal de máximo 50 en un tramo donde es muy lógico que esté no va en contra de mi conciencia, desde luego.

Hablo de la carretera que va de aquí a La Pobla, poco después de la curva cerrada tras el puente. Yo voy por allí, y voy muchas veces, respetando siempre esa señal. En demasiadas ocasiones eso me ha generado problemas porque hay mucha gente que al ir yo a 50 se pone nerviosa, adelanta insensatamente, me hace ráfagas, me pita, hace aspavientos. Yo sigo pasando por allí a 50 o poco más.

Ayer mismo tuve otra aventurita por esta causa. Venía hacia el pueblo y cuando así lo indicaba la señal puse el coche a 50. Detrás, pegada a mí, iba una furgoneta con dos chavales; me parecieron jóvenes. En cuanto pudieron se me pusieron al lado, en el carril contrario, mirándome y haciendo gestos soeces. Luego me pasaron.

Entonces cometí un fallo. Les hice unas ráfagas porque me dio rabia su comportamiento. No es la primera vez que allí me pasan cosas como estas. Como respuesta redujeron la velocidad obligándome a frenar detrás de ellos, mientras el copiloto continuaba con los gestos soeces por la ventanilla.

Las palabras de Isabel diciéndome no te pongas a su altura, pasa, me ayudaron a no hacer alguna tontería, no sé cuál, que es lo que me pedía el cuerpo en ese momento. No merecía la pena seguirles tan estúpido juego porque aparte de peligroso nada bueno nos aportaba. Casi siempre la ignorancia es el mejor desprecio.

Satisfechos de su hazaña siguieron su camino.

Yo me quedé pensando. ¿Qué hacer pues? Si cumplo creo situaciones de peligro como ya he dicho, y encima tengo que aguantar a multitud de gilipollas que me montan numeritos. Mal pues. Si no cumplo voy contra mi forma de ser y de actuar, y encima me pueden multar. Mal también. ¿Qué hacer?

No es fácil, porque haga lo que haga mal hecho está.

Quizá la solución no está en mis manos sino en las de las autoridades competentes. Podría ser, por ejemplo, poner un radar de vez en cuando en ese tramito e hincharse a multas y el boca a boca haría el resto, o que quiten o cambien la limitación de velocidad.  Porque lo de menos son los numeritos que montan imbéciles como los de ayer, el verdadero problema es que algún día habrá alguna desgracia, y será paradójicamente “por culpa” de los que respetamos las señales.

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