Cuando
falten dos minutos para las cinco de la tarde, nuestro planeta pasará por un
punto exacto en su órbita alrededor del sol y entrará el verano, el
astronómico, porque el meteorológico entró el uno de junio.
Habrá
que darle la bienvenida a la estación que menos me gusta del año. Sólo por las
vacaciones me gustaba, porque por lo demás no le encuentro la más mínima
gracia. Y últimamente, menos todavía.
Recuerdo
antaño, cuando en los Pirineos hacía fresco en verano, llovía casi todas las
tardes y había poca gente. Era un paraíso que disfruté durante muchos años siendo
consciente de que aquello era un lujo.
En estos
últimos tiempos el calor allí también ha sido insoportable, ha llovido poco y
la cantidad de gente ha resultado abrumadora e insufrible. Menos mal que el
conocimiento del terreno nos permite lidiar con estos inconvenientes saliendo
bastante bien librados. Porque lo pasado, pasado está, y para siempre, pero
“que nos quiten lo bailao”.
Pues
bien, voy a recibir al verano, para contrarrestar, con una docena de fotos
hechas en el Pirineo el otoño pasado. El otoño, sí, la estación que más me
gusta por muchos motivos, siendo uno de ellos que el próximo verano queda aún muy
lejos.
¡Feliz
verano! A quien le guste que lo disfrute, y a quien no, ánimo y al toro, que ya
está aquí.
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