Fue ayer un día gris, como tantos últimamente que se quedan en eso, en días grises que a duras penas dejan alguna llovizna; un litro ayer en todo el día.
Salí temprano, a las cinco de la mañana, esperando mojarme aunque fuera un poquito, como decían que pasaría. Pero mojarme no me mojé, aunque sí pude disfrutar de un amanecer impresionante. Breve, porque el sol intentando salir entre las nubes que avanzaban desde poniente, desapareció pronto entre ellas. Era la borrasca Oskar, que llegó al amanecer.
A continuación tenéis algunas fotos hechas desde nuestras montañitas. Todo un espectáculo gratuito. Sólo hay que madrugar.
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