He
recibido hoy al otoño en el silencio y la soledad del monte, empezando a andar
de noche, un buen rato antes del lubricán. Ya hace frío a esas horas en las que
se camina muy bien envuelto en el aroma a tierra y vegetación húmedas.
Porque
así está el monte, bien regadito y esplendoroso. Más primaveral que esta pasada
primavera. Los pinos muy verdes, espárragos y flores; agua en muchos rincones.
Y todo esto bajo un cielo azul impecable y luminoso.
¡Feliz otoño!
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