Estaba
este verano en un pueblo del Pirineo ayudando a descargar el maletero a unos
amigos que habían venido a pasar unos días, cuando los móviles de todos
empezaron de pronto a emitir una especie de potente alarma. Sorprendidos
miramos las pantallas en las que nos avisaban de un riesgo elevado de tormentas
muy fuertes en pocas horas.
Antiguamente,
ante una emergencia o amenaza, las campanas de las iglesias tocaban a rebato.
Luego fueron los bandos desde los ayuntamientos en voz de los alguaciles.
Después se instalaron equipos de megafonía que siguen vigentes. La tele y la
radio, interrumpiendo la programación habitual, también lo hacían y lo hacen.
El
objetivo ha sido y es alertar a la ciudadanía ante un peligro inminente, lo que
puede salvar vidas y bienes. Esto todo el mundo lo ve bien y lo tiene claro.
Pero
siempre están los que siguen diciendo que la tierra es plana o negando la
eficacia de las vacunas. Y en este tipo de personal encuadro yo a los que han
montado el numerito por este sistema de alarma vía móvil.
No los
entiendo.
Actualmente
es el modo más rápido y eficaz para alertar a la población ante cualquier
contingencia. Casi todos llevamos móvil, y los que no lo llevaran encima en el
momento de la alerta, tendrían alguien cerca recibiendo el aviso.
Arguyen
que lo viven como una intromisión en su privacidad o que se sienten controlados
por el estado. Pues si esa intromisión o control me salva la vida o mi casa,
bendita intromisión y bendito control.
Seamos
racionales. Actualmente estamos sufriendo continuas intromisiones y siendo controlados
por individuos y empresas con ánimo de lucro exclusivamente. Precisamente esta
alarma, suponiendo que sea intromisión y control, que no pienso que lo sea, al
menos no busca mi bolsillo. ¿Qué tiene de malo?
Hace
unos días, en Grecia cayeron mil litros por metro cuadro en muy poco tiempo; el
clima desvaría. Accidentes en industrias peligrosas, incendios o incidentes
derivados de la convulsa situación internacional pueden resultar muy graves.
Siempre hay poco tiempo para avisar. El móvil es la mejor forma de hacerlo.
Así
que todo mi apoyo a esta iniciativa. Estamos así más seguros y más tranquilos.
Y como todo, se puede utilizar mal, sí, ¡claro! Como un cuchillo jamonero; lo
utilizo para cortar jamón o para liquidar al vecino. Pero no porque me pueda
servir para quitarme de encima a un vecino insufrible vamos a prohibir los
cuchillos jamoneros.
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