FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

lunes, 20 de abril de 2015

Tragedia en el instituto Joan Fuster de Barcelona.


Tristeza, preocupación, desamparo, miedo, son sentimientos que se agolpan hoy ante la noticia de lo ocurrido en Barcelona esta mañana. Un chaval de trece años intenta acabar con la vida de una profesora, su hija y otro compañero y mata a un profesor que acude al oír los gritos, y que llevaba unos pocos días en el instituto cubriendo una baja por enfermedad.
Hay quien dirá que es un terrible incidente, sí, aunque no significativo estadísticamente. Un caso entre miles y miles. Después de todo, aquí no pasa nada. Sólo el circo mediático que se montará y que pasará, como siempre. Al principio las águilas de la información, luego los buitres, hurgando en la carroña de las miserias humanas, al final los gusanos, convirtiendo en tierra y olvido el horror larvado sobre el que gravita nuestra sociedad…
Porque éste será exactamente el proceso. Impacta la noticia, atrae el morbo, nos perdemos en los detalles, y hozamos en la basura como cerdos, pero no hacemos frente, no haremos frente a las causas reales de estas situaciones, situaciones mucho más frecuentes de lo que pensamos, que no acabando en tragedia están en la antesala misma de la tragedia.
De aquellos polvos vienen estos lodos, dice el refrán. Y yo puedo decir, con conocimiento de causa, que aún pasa poco para lo que podía pasar.
Así, a vuelapluma, veo varias cuestiones que inciden directamente en un porcentaje no pequeño de nuestros niños y jóvenes, convirtiéndolos en víctimas que buscarán su venganza y extenderán su dolor.
Una sociedad incoherente que proclama unos valores y actúa en contra de ellos. Los defensores de la honestidad hacen trampas, los adalides de la tolerancia arrinconan a quien no piensa como ellos, el dinero el poder y el prestigio se elevan de hecho como dioses absolutos, a la vez que hermosos discursos hablan de solidaridad, servicio y autenticidad.
Una escuela incapaz de integrar a un alumnado cada vez más diverso y complejo por falta, entre otras causas, de medios eficaces, lo que provoca un sufrimiento en muchos niños y jóvenes ante el cua,l el profesorado, muchas veces, poco o nada puede hacer.
Un sistema sanitario donde la salud mental es privilegio de quien se puede pagar un especialista, ya que los servicios públicos están totalmente desbordados y, en la necesaria priorización, dejan casos que aún no estando mal en el presente, tienen un pronóstico impredecible.
Un elevado número de familias rotas, de parejas enfrentadas que utilizan a los hijos como arma en su vergonzosa relación, o que por legítimas exigencias laborales u otras exigencias quizá ya inconfesables, abandonan de hecho a sus retoños al colegio, a los servicios asistenciales, a la calle… ¡Pero son los mejores padres del mundo!
Un acceso a Internet sin control, sin previa educación, sin acompañamiento de ningún tipo, sin tener en cuenta que Internet es una puerta abierta al mundo entero, desde lo más noble y digno hasta lo más rastrero y detestable. Juegos terribles, contenidos indignantes, ideologías peligrosas…Allí esta todo, y ellos lo saben.
Unas redes sociales que atrapan, y que para su adecuado disfrute exigirían una ética a la que no se llega sin formación. Unas redes sociales que agrandan los efectos de las relaciones humanas sanas y respetuosas, pero también agrandan los efectos de lo más repugnante y miserable que, desde que el hombre es hombre, ha emponzoñado la convivencia humana convirtiéndola para algunos, siempre demasiados, en un infierno.
No me puedo quitar de la cabeza a este compañero que ha pagado con su vida lo mal que lo estamos haciendo entre todos. No puedo.
Por eso no acepto que se reduzca esto a un incidente estadísticamente insignificante, a una cuestión individual puramente anecdótica, y a un espectáculo mediático más de violencia y sangre. ¡No!
Lo que ha sucedido es muy grave, no es algo insignificante, no debe caer en el olvido, acabada “la fiesta” que montarán los medios de comunicación. Lo que ha sucedido debe ser un aldabonazo a las conciencias de todos, que nos fuerce a abrir los ojos y ver lo que realmente estamos haciendo con nuestros niños y nuestros jóvenes, que es consecuencia directa de cómo vivimos la vida. Esto nos dice que hemos de buscar otra forma de vivir.
No, no es baladí lo que ha sucedido hoy. No es un niño que se ha "vuelto loco".

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