FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 11 de septiembre de 2015

Creímos que todo estaba roto...



Siempre he sido hombre de esperanza pero, cada vez más, me veo como un hombre de esperanza desesperanzado.
Cada vez entiendo menos lo que pasa a mi alrededor en todos los ámbitos, y subrayo lo de todos; y el vivir sin entender erosiona la esperanza en el futuro, incluso en el futuro más inmediato.
Será que estoy perdiendo facultades mentales, será que me estoy haciendo viejo, será que estoy cansado de tantas cosas, o será todo esto junto y algo más…
No sé. El caso es que, releyendo el otro día al bueno de Juan Ramón Jiménez (lo hago a menudo) encontré este precioso poema que me alegró la tarde mustia, que me avivó la llamita pobre de mi esperanza.

Creímos que todo estaba
roto, perdido, manchado…
-pero dentro sonreía
lo verdadero esperando.-

¡Lágrimas rojas, calientes,
en los cristales helados!...
-pero dentro sonreía
lo verdadero esperando.-

Se acababa el día negro,
revuelto en frío mojado…
-pero dentro sonreía
lo verdadero esperando.-

Cerré el libro y pensé que Juan Ramón Jiménez tiene razón. Aunque tantas veces piense que todo está roto, perdido, manchado; aunque tantas veces, sobre cristales helados caigan lágrimas rojas, calientes y a nadie le importe un ardite; aunque haya días negros que acaban revueltos en un frío mojado, lo verdadero sonríe esperando. Esperando el día de salir a la luz. Y sonríe porque sabe seguro que algún día saldrá a la luz.
Y caí en la cuenta de que muchas veces intuyo esa sonrisa de lo verdadero. Sí, la intuyo en muchas personas, en mil momentos. Y sé que es importante esforzarme por intuirla, aunque no la vea, sólo intuirla debe bastarme.
Me gustó el poema, me gustó mucho. Y además llegaba a mí en un momento oportuno, en un momento muy oportuno.
Es la literatura hecha vida. La literatura actuando en la vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio, porque las palabras que leía eran la voz viva del poeta resonando en mi interior.
Y esa voz me elevó hacia otra voz más alta, más antigua “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva…” (Ap. 21) Y entendí que ese Cielo Nuevo y esa Tierra Nueva es lo verdadero que sonríe esperando.

NOTA: El poema es el 61 de la tercera antología poética.

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