Dice Marco Aurelio en su libro
Meditaciones:
Desfile de vana pompa, representaciones en
escena, rebaños de ganado mayor y menor, batallas simuladas, huesos arrojados a
los perritos, migajas arrojadas a los estanques de peces, trabajos de hormigas pesadamente
cargadas, carreras de ratoncillos asustados, marionetas movidas por hilos. Es
preciso por tanto permanecer firme entre esto, sin cacareos y con buen ánimo
pero con la comprensión de que cada uno vale tanto como vale aquello por lo que
se afana.
Sí,
esto dice. ¿Qué os parece? Escrito hace casi 2000 años tiene una actualidad
absoluta. Parece que el emperador haya venido hasta hoy a través del Ministerio
del Tiempo y tras conocernos, ya de regreso a Roma, hubiera dejado para su
posteridad, nosotros, este sorprendente análisis de nuestra sociedad.
El
texto tiene tres partes bien diferenciadas. Una primera en la que con una serie
de metáforas describe nuestro mundo. "Desfile de vana pompa, representaciones en
escena, rebaños de ganado mayor y menor, batallas simuladas, huesos arrojados a
los perritos, migajas arrojadas a los estanques de peces, trabajos de hormigas
pesadamente cargadas, carreras de ratoncillos asustados, marionetas movidas por
hilos…" Espectáculos manipulados, contenidos televisivos “basura”, manipulaciones
continuas de la realidad para entretener y embrutecer a la gente, ¿A qué os
suena? Gran Hermano; Masterchef; Operación Triunfo; los matinales de casi todas
las cadenas; el desvarío y los excesos en el deporte; el mismo juego político, tragicomedia permanente…Podéis ampliar la
lista hasta la náusea.
Después,
en una segunda parte, nos dice Marco Aurelio que ante esto hemos de mantenernos
firmes, con calma, tratar de no contaminarnos, pero a la vez con comprensión e
indulgencia hacia esa inmensa mayoría que, sin saberlo, ha entrado en el juego y
como perritos o peces en el estanque comen lo que les echan: huesos y migajas.
Y para
concluir, y si no había bastante con lo dicho, acaba sentenciando que, después
de todo, "cada uno vale tanto como vale aquello por lo que se afana", el valor
de los objetivos por los que vive y lucha.
E inevitablemente, llegados a este punto,
nos sentimos interpelados… Una pregunta que nos llega a través del tiempo y de
la historia. ¿Cuáles son mis objetivos en la vida? ¿El dinero, el poder, la
fama…? ¿Qué valor tienen estos objetivos? Ese es mi valor, el de mis objetivos,
dice el emperador.
Creo
que aquel hombre sabio y poderoso, rara combinación ésta, se reiría mucho de la
desenfrenada carrera por brillar, cada uno en todo nuestro esplendor, en la que
estamos inmersos. Tristes objetivos, tristes vidas, cuyo único valor es el de
ser humanas por el hecho de serlas, que ya es mucho, pero sin valor añadido alguno.
Sólo el valor, como dirían ahora, que nos viene de serie.
Y creo
que se inclinaría ante toda esa gente, callada, discreta, silenciosa, que aquí y
fuera de aquí, en cualquier lugar perdido del mundo, se entrega a los demás,
investiga por los demás, protege a los demás, lucha por los derechos de los
demás, crea arte por amor a la belleza, la belleza para el goce de los demás…,
sin esperar reconocimiento alguno. Vidas plenas, vidas llenas de sentido.
No
creo haber forzado para nada el texto de Marco Aurelio. Él lo escribió viendo desde arriba la realidad de su mundo. Es curioso cómo viendo desde dentro y
desde bajo la realidad del mío, casi veinte siglos después, pienso lo mismo que él.
NOTA.
A cada uno lo suyo. Quiero decir que este texto, si lo conocía lo había olvidado, o quizá no lo conocía. Fue un alumno mío de filosofía el que lo encontró y lo expuso al principio de la clase, como hacemos cada día. Compartimos, como hicimos con Cicerón, textos que ellos seleccionan por turno; ahora son de Marco Aurelio. Mi agradecimiento a este alumno y a todos los que han buscado y buscan antiguos y sabios pensamientos y nos regalan su reflexión personal desde el aquí y el ahora.
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