FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

miércoles, 17 de enero de 2018

Demasiada rabia para andar con ella a cuestas.



Aconteciome un día de estos. Salía del aparcamiento de un centro comercial cuando me di cuenta de que iba en dirección contraria. Viendo que ya tenía la salida a la carretera a unos diez metros, y que me incorporaría así a la dirección correcta, me dispuse a consumar la ilegalidad, pues cambiar de sentido era mucho más complicado.
Entonces apareció un todo terreno enorme que me cortó el paso. Él iba por donde toca. Frené y reculé haciéndome a un lado para dejarle pasar, pero el caballero en cuestión, henchido de celo por el cumplimento de la ley, no se conformó con obligarme a retroceder muchos metros sino que me arrinconó impidiéndome avanzar. Él ya tenía sitio para seguir su camino y yo el mío, pero no lo hizo, me arrinconó más todavía cortándome el paso hasta que se situó junto a mí y desde su altura me gritó, hecho un energúmeno, no sé muy bien qué.
Isabel me dijo que estuviera tranquilo y no hiciera nada. No llevaba intención de hacer nada, desde luego, pues la estupefacción me tenía poco menos que paralizado. ¿Tan grande era el delito que había cometido como para que aquel individuo montara el numerito que estaba montando? ¿Tan horrible e irreparable mi error?
Finalmente se fue con indignado acelerón y nosotros pudimos seguir nuestro camino hacia el hogar, dulce hogar, donde la leña ardía en la estufa y la cocina me esperaba para hacer un cocidito. Él iría a comprar, supongo, indignadísimo, enfadadísimo, con la tensión por los aires y la mala leche a flor de piel.
Quizá en otros momentos de mi vida hubiera querido salir del coche y atizarle un mamporro o una “patá en los huevos” acompañando estos actos con lindezas como gilipollas, imbécil, tonto el culo, pero qué te has creído…Pero no. No sentí esa necesidad porque más bien me dio pena. Sí, a la sorpresa inicial siguió un sentimiento de pena.
¡Pobre hombre! Mal le debe haber ido el día o quizá la vida para montar semejante pollo por el simple hecho de que un desconocido, conduciendo un coche viejo y pequeñito, se hubiera confundido de dirección unos metros retrasando así su entrada al aparcamientos unos segundos.¡Pobre hombre!
Porque tengo claro que no fue un desmedido afán por la defensa de la ley lo que provocó la desatinada actuación de este señor, sino la necesidad de descargar sobre alguien o algo eso, las tristes consecuencias de un mal día; y que solo sean las de un mal día. Que no sean las de una vida entera, porque la violencia de su actuación denotaba mucha rabia, demasiada rabia para andar por el mundo con ella a cuestas.

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