Sólo
quiero compartir estas fotos, hechas hoy mismo, de una de las zonas más bonitas
que tenemos cerca. Esa soledad alta y llena de paredes y barrancos que hay
entre Chiva, Siete Aguas y Chera. Hacía un calor absurdo y soplaba un leve pero
desagradable viento de poniente, seco como un diablo, ¡cómo no! Pero el monte sigue verde, ya veis, sigue verde.
Tan verde como vulnerable e indefenso.
Y
pensaba en ese temporal de levante que siguen diciendo que igual viene. Que es
posible. Que quizá, por fin, en unos días, llueva. Y lo deseaba con toda el
alma. Que vuelva el frío, que llueva, que nieve. ¡Estamos en enero! ¿A qué
espera el clima para acabar con esta maldición bíblica? Y lo que más me duele,
¿a quién le importa todo esto?
No hay comentarios:
Publicar un comentario