FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

viernes, 1 de mayo de 2020

Aunque la mona se vista de seda...



Decía ayer que ese concepto de nueva normalidad me entró desde el principio por el ojo izquierdo, y me mosqueó un montón. De entrada, no sé cómo se puede volver a una situación en la que nunca se ha estado, o sea nueva. En todo caso sería ir, pero no volver. Además me suena a esa moda actual, fruto de lo políticamente correcto, de no llamar a las cosas por su nombre.
Habiendo trabajado toda mi vida en el ámbito de la educación, sé mucho de eso de retorcer el lenguaje con tal de no llamar al pan, pan y al vino, vino. Con un sinfín de siglas, anglicismos y neologismos, del todo innecesarios, han tejido una red que impide ver la realidad de un sistema educativo desarbolado, caótico, donde casi nada es lo que parece.
Y temo que esto de la nueva normalidad sea lo mismo. Un  término amable al oído pero falso, un engañabobos, un narcótico para una sociedad que corre el grave riesgo de espantarse de su futuro.
Porque si la nueva normalidad es que la mascarilla y los guantes formarán parte de nuestro vestuario habitual; que siempre habrá que mantener la llamada distancia social; que habrá que ir con cuidado para besarnos y abrazarnos, en el caso de que nos atrevamos a hacerlo;  que no podré abrirme paso hasta la barra para coger un pincho, porque no habrá pinchos y la barra estará vacía; que si voy al restaurante tendré que hacer siempre reserva; que los cines y teatros estarán medio vacíos; que no habrá fiestas de esas de sumergirse en apretada multitud; que no podremos viajar sin más controles que los de siempre, que ya son; que tendré que desinfectar todo paquete, bolsa o caja que entre en casa; que me tendré que lavar las manos hasta convertirlo en obsesión; que durante los diez o doce días después de quedar a cenar con mis amigos estaré pendiente del termómetro, por si acaso…
 Si todo esto que he dicho, y más, va a ser algo pasajero, muy bien. Se entiende y se acepta, ¡qué remedio! Pero si esto es lo que llaman nueva normalidad, que lo digan claro. Porque no es normalidad, ni vieja, ni nueva. Por mucho que se empeñen en ponerle un nombre bonito. Porque ya sabéis, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y vivimos una época en la que se lleva mucho eso de vestir monas de seda, y monos.

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