Alex
no nos trajo nada de nada; Bárbara tampoco nos traerá nada, con lo que
acabaremos este octubre con tres miserables litritos de agua. El mes de octubre
más seco desde el año 1999, en el que instalé un pluviómetro en casa.
Ya sé
que esto no le importa a casi nadie, mientras haya agua en el grifo. Pero es
que hay más agua de la que hablar fuera de la de los grifos. Los montes están
secos a rabiar y los embalses van bajando de nivel día tras día. Pero como he
dicho, mientras haya agua en el grifo…
Está siendo
malo este otoño. Por muchas cosas; por esto también. ¡Qué bien vendrían varios
días de lluvias mansas pero constantes! ¡Qué bueno sería que cuando llegara el
frío encontrara los montes húmedos, la tierra mullida…!
Pero
no. De momento no se ve, ni siquiera a largo plazo, que vaya a llover.
Necesitaríamos que Clement, la próxima borrasca, entrara por el golfo de Cádiz
y no por Galicia, que ya tiene bastante agua. Pero la tal Clement hará lo que
le dé la gana, y como las borrascas no tienen misericordia por las tierras de
las que se olvida la lluvia, ni sentido de la justicia, pues igual pasamos otra
vez la mano por la pared.
Acabo
con la cierta y odiosa frase de moda, es lo que hay.
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