Sobre
una roca del sendero, poco después de levantar la niebla, bajo el sol de la
mañana, vi esta pequeña telaraña, cubierta de gotitas de agua y muy cerca de un
pequeño nido en forma de vasija.
No sé
si es casualidad o es que la arañita que ha tejido su trampa vive junto a ella.
Si es así, me hizo gracia pensar lo bien que se lo monta el bicho. De su casa
al puesto de trabajo hay poca distancia, y eso es calidad de vida, incluso en
el mundo de las arañas. O igual son dos bichitos distintos que viven en
amigable vecindad. También eso está bien.
Cositas
que te regala el monte si vas atento y con respeto.
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