Es
tiempo de suscribir un pacto educativo global por y con las jóvenes
generaciones, un pacto que comprometa a familias, comunidades, escuelas,
universidades, religiones, instituciones, gobernantes, a la humanidad entera,
para formar personas maduras.
Esto
decía hoy el Papa, en un tuit, y yo le respondo así:
Apunta muy alto Santidad. Duelen sus palabras a
cualquier español preocupado por la educación y que además ha dedicado su vida
a ella, y no porque no sea legítimo su deseo, sino porque mete el dedo en una llaga muy dolorosa. Pide un pacto por la educación a
nivel global, cuando en España, nuestros políticos, no han sido capaces de llegar
a ese pacto desde que volvimos a la democracia. Y seguirán sin ser capaces
mientras el sistema educativo, en caída libre, se deteriora día tras día. ¿Cómo
podemos los españoles ni tan siquiera soñar con algo así cuando en nuestro
país vemos lo que vemos? Quizá en otros países menos cainitas, y con políticos
dignos e inteligentes sea posible acercarse a su sueño, Santidad; pero aquí,
no. Y esto me causa una profunda tristeza y una rabia poco cristiana. Rece por nosotros.
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