No sé si alguien, con poder e
influencia, ¡claro!, se estará planteando un problema del que oigo poco hablar
pero que considero muy grave, el de la salud mental de la población. Me da la
impresión de que no.
Hay un hecho. La inmensa mayoría de
la gente lo está pasando mal o muy mal, y de estos, bastantes,
extraordinariamente mal. Aunque no lo parezca. Y no se le ve el fin a esta
historia.
Cada persona tiene una capacidad de aguantar los tiempos de vacas flacas, de sufrimiento, de mal rollo, por decirlo de modo coloquial, sobrepasada la cual, la salud mental empieza a deteriorarse; irritabilidad,
agresividad, ansiedad, depresión…, y activación de patologías psicológicas o
psiquiátricas latentes. Y esto se está haciendo muy largo. No olvidemos además que uno de los factores más
estresantes ante cualquier situación de dolor o sufrimiento, del tipo que sea,
es no conocer su fecha de caducidad, por decirlo de algún modo. Y otro, no
tener ni tiempos ni espacios de desahogo para poder compensar, aunque sea a
ratos, “lo mal que lo estamos pasando”.
Creo haber descrito con bastante claridad
la situación que estamos viviendo. ¿Sería mucho pedir pues, que quienes deciden
nuestras vidas y haciendas, dejaran de despellejarse yendo cada uno a la suya,
e hicieran frente común ante el enemigo que nos está arruinando la vida? ¿Sería
mucho pedir que los medios de comunicación dejaran de saturarnos con toda
suerte de información excesiva, inoportuna y contradictoria? Esto mitigaría el
deterioro de la salud mental de muchísima gente.
Parece ser que sí, que es mucho pedir.
Ni nuestros políticos, sobre todo los
de alto rango, ni los medios de comunicación, están a la altura de las
circunstancias. Más aún, están actuando con una irresponsabilidad y una ruindad
rayanas en el delito. Los unos, aprovechando el río revuelto para “pescar” sus
propios objetivos, entre los que destaca reventar al adversario. Los otros,
colaborando en esa infame pesca en río revuelto y reventando la moral de la
gente con su forma de informar, agravando lo mal que lo estamos pasando, con el
único criterio de la audiencia.
Suponía yo, inocente de mí, que en
una guerra, y esto lo es, el gobierno y la oposición hacen piña frente el
enemigo, apareciendo ante los ciudadanos como una voz; y los medios de
comunicación apoyan unánimemente esa voz, y cuidan la moral de la población, atendiendo,
no sólo a su salud física, sino también a la mental.
Así se ganan las guerras.
¿Y aún nos preguntamos por qué España es uno de los países que más está sufriendo con la pandemia?
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