FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 8 de octubre de 2020

De aquellos polvos vienen estos lodos.


Estaba almorzando un día de estos en un bar de carretera donde, dicho sea de paso, observan escrupulosamente todas las medidas de prevención, cuando cerca de mí se sentaron dos policías municipales, jóvenes ambos, de pueblos distintos.

Como en el bar estábamos solos ellos y yo, aunque había más de dos metros de distancia entre nosotros, oí algo de la conversación que, tras sentarse, se apresuraron a iniciar. Estaban indignados.

Decía uno, yo le dije, "tú tienes padres, abuelos, ¿no piensas en ellos? Esto es un mal rollo, me la trae floja, que se apañen", me respondió. El otro asentía con la cabeza, añadiendo después, "sólo les importa la fiesta, lo demás les da igual. A mí me han llegado a decir, pues si les toca, que se jodan".

Irritación, cansancio e impotencia detecté en la conversación. Y me tomé el café de un trago para irme pronto, y que lo que oía no me aguara un día de montaña que se presentaba espléndido, como así fue.

La pandemia se resiste a ser controlada, y entre otras muchas causas de esto, el comportamiento de muchos de nuestros jóvenes es una de ellas. Y digo de muchos, no de todos, pero es que muchos son muchos.

Quizá sea momento de reflexionar sobre ello, aunque sé que a nivel institucional y social no se hará. Y que nada cambiará en el futuro por eso, porque no habrá reflexión, y más aún, porque aunque la hubiere, nadie tendrá los redaños necesarios para tomar las medidas pertinentes.

Estamos recogiendo lo que sembramos. Siembra viento y recoge tempestades. De aquellos polvos vienen estos lodos. Refranes ciertos que nos permiten decirle a más de uno, ¿veis lo que habéis hecho, imbéciles? Y este imbéciles no va precisamente por los jóvenes.

Veo tres motivos muy claros por los que la conversación que medio escuché se estaba dando. Uno de ellos es el acoso y derribo del principio de autoridad. Durante toda la democracia, quizá como reacción, se ha ido erosionando, con estúpidos planteamientos pedagógicos y simplonas ideologías llamadas progresistas, la autoridad en la familia, en la escuela y en el ámbito social. Muchos padres, profesores, policías y hasta la Guardia Civil, han visto impotentes, cómo crecía la soberbia, la osadía, la falta de respeto por todo y por todos, de muchos jóvenes. Y ahora, que haría falta que obedecieran, y subrayo obedecieran, a la autoridad, no quieren hacerlo; además no saben, y nosotros tampoco sabemos ya cómo hacer que obedezcan, que respeten, que cumplan normas. A ver quién es el guapo que lo intenta.

En segundo lugar veo que hemos pasado de una sociedad donde la edad significaba experiencia, saber hacer, a una en la que los años son signo de decadencia, lo que implica anquilosamiento y disminución del rendimiento. Grave error este que empobrece a todos y provoca una constante repetición de errores, lo que impide un progreso real. Dime de qué presumes y te diré de qué careces. ¿Entendéis, no? El tan cacareado progresismo, bandera de una sociedad que ha endiosado a la juventud, ignorando y arrinconado la voz de la experiencia. Muchos jóvenes piensan que después de todo, ¡qué importan los viejos! ¿Qué nos aportan? Es esta una sociedad que no ha sido capaz de unir el vigor de la juventud con la experiencia de la madurez, lo que significaría el auténtico progreso. A una juventud endiosada, soberbia, creída, que sabe más que nadie ¿quién le dice que eso no se hace?

Y finalmente habría que preguntarse también, ¿cómo pretendemos pedirle a alguien un comportamiento moral cuando ha sido educado sin principios morales claros y coherentes? Permisividad, hedonismo, utilitarismo y  egocentrismo. Es, en pequeña escala, el individuo que pone la música que a él le gusta a todo meter en su casa y la sufre todo el vecindario. Se lo han permitido desde niño, le resulta placentero, le es útil para estudiar o trabajar, o no aburrirse;  y además es de los de yo, yo y yo, y a los demás que les joda un pez, como dice un amigo mío. Añadidle a esto el relativismo moral, no hay principios morales absolutos; la manipulación ideológica, la política al servicio de los políticos; y unos medios de comunicación, cuyos criterios son la audiencia y el fiel servicio a sus “amos”, y ya tenemos el pastel completo.

En resumen, jóvenes incapaces de reconocer autoridad alguna, endiosados y sin moral. Es lo que, en nombre del progreso y la libertad, hemos creado.

No quiero acabar sin repetir que esto no dibuja a todos los jóvenes. Sí a demasiados. Conozco, y conoceréis jóvenes, y me atrevo a decirlo, obedientes, y no por eso menos libres; a jóvenes humildes y respetuosos, y no por eso menos emprendedores y vitales; a jóvenes con sólidos principios morales que hacen de su vida un servicio a la sociedad y un compromiso por un mundo mejor.

Pero nos están haciendo tanto daño los otros…

1 comentario:

  1. Luis Manteiga Pousa14 de marzo de 2023, 22:23

    En la sociedad actual, y mejorando lo presente "De esos polvos vienen estos bobos".

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