Carta
abierta a Fernando Simón:
Hay
dos nombres que no deberían haber aparecido nunca juntos. Son el suyo y el de Jesús
Calleja. Aunque sólo sea por respeto a toda la gente que ha sufrido, sufre y
sufrirá con esta pandemia.
Desde
luego, si tengo que buscar un adjetivo para esta relación es el de vomitiva.
Sí, me parece algo vomitivo. Y puedo añadir más, indigno, vergonzoso,
insultante, desconcertante, triste, ofensivo…
El
señor Calleja es una de las personas que más allá de cualquier principio moral,
con un norte que es el dinero y la fama, y con la más miserable utilización de
los medios de comunicación que se pueda concebir, está haciéndole un daño
irreparable a la naturaleza, y de un modo especial a la montaña.
En el
Pirineo hay mucha gente que tiembla, como yo, cunando en sus correrías recala
en la cordillera. Porque no hay nada ni nadie que le merezca respeto si eso da
audiencia a sus programas y lo que ello conlleva; lo único que le importa.
Unirse
a este personaje alguien que ha sido el rostro, a veces el único rostro del que
parecía que te podías fiar en medio de la zozobra permanente, causada por el
miedo y la incertidumbre en los que estamos viviendo, nos deja totalmente
huérfanos a los que de algún modo confiábamos en usted.
Yo,
personalmente, hace ya mucho tiempo que no veo, ni escucho, ni leo nada
relacionado con este largo infierno, ni con otros; pero ahora hablo de este.
Localicé la hora en la que usted daba los partes de la situación y, si podía,
lo escuchaba en la radio. Ya no lo haré más.
También
esto lo he perdido. ¿Cómo saber ahora qué está pasando? Participando en un
programa del citado individuo, hablando entre escalada y buceo de algo tan
serio, tan doloroso, tan largo, cuando además aún sigue haciéndonos daño, es
incomprensible.
Señor
Simón, ha perdido para mí toda credibilidad. Y lo que es peor, puedo empezar a
entender por qué aquí, en España, nos va como nos va. Porque si usted, que era
la cara seria, serena, honesta, que nos debía inspirar confianza, ha hecho lo
que ha hecho, ¿cómo lo estarán haciendo muchos de los que no sabemos ni sus
nombres?
Y así
nos va.
Un
defraudado.
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