Con un
libro que recomiendo muy vivamente, y del que hablaré en la próxima entrada, y
el necesario poema, y más en los tiempos que corren, Nada te turbe, quiero
celebrar la fiesta de Santa Teresa de Jesús, que es hoy.
No es
casual que, de entre la impresionante obra literaria de la santa, sea este poema
uno de los más conocidos, si no el que más. Es sencillo y profundo, y pone el
dedo en la llaga del dolor humano, en esa herida que todos tenemos y que a
veces duele, y mucho; y que a veces nos deja descansar; pero que aun entonces
sabemos que está ahí. Por eso es como un bálsamo escuchar a santa Teresa decirnos desde el siglo XVI:
María,
Pepe, Nieves, Manolo, Marta, Antonio, Paula, Pablo… (Pon tu nombre antes del
Nada).
_____Nada
te turbe;
nada
te espante;
todo
se pasa;
Dios
no se muda,
la paciencia
todo
lo alcanza.
Quien
a Dios tiene,
nada
le falta.
Solo
Dios basta.
Eleva
tu pensamiento,
al
cielo sube,
por
nada te acongojes,
''nada
te turbe.''
A
JesuCristo sigue
con pecho
grande,
y,
venga lo que venga,
''nada
te espante.''
¿Ves
la gloria del mundo?
Es
gloria vana;
nada
tiene de estable,
''todo
se pasa.''
Aspira
a lo celeste,
que
siempre dura;
fiel y
rico en promesas,
''Dios
no se muda”.
Ámala
cual merece
bondad
inmensa;
pero
no hay amor fino
sin
''la paciencia.''
Confianza
y fe viva
mantenga
el alma,
que
quien cree y espera
''todo
lo alcanza.''
Del
infierno acosado
aunque
se viere,
burlará
sus furores
''quien
a Dios tiene.''
Vénganle
desamparos,
cruces,
desgracias;
siendo
Dios tu tesoro
''nada le falta."
Id,
pues, bienes del mundo;
id
dichas vanas;
aunque
todo lo pierda,
''solo Dios basta.”
Este
es el poema completo. La primera estrofa es la más conocida, pero si habéis seguido leyendo habréis visto que el resto del poema no es más que una ampliación, una
clarificación de los versos iniciales.
Os
dejo con santa Teresa.
¡Y felicidades a las Teresas, Teres, Teresitas, Teresines...!
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