Hechos preocupantes, cada vez más preocupantes,
movimientos sociales en defensa del planeta, el protocolo de Kyoto, siguen los
movimientos sociales, una encíclica del Papa que exige acciones inmediatas, el pacto de París…
El pacto de París que pone el dedo en la llaga: el
dinero. Es un problema de supervivencia de todos, cuya solución pasa por
reestructurar la economía mundial. No hay otra, todo lo demás es paja.
Y a la sombra de esa reestructuración, el ciudadano
de a pie, que vive como puede y le dejan los que mandan, aportará su granito
de arena.
¡Qué empiecen a mover engranajes los poderosos, pero
ya! Porque de lo contrario, el esfuerzo de la gran mayoría será en balde. Y
además esa gran mayoría será la primera víctima. Ya lo está siendo.
¡Ánimo pues señores poderosos, que si ganan un
poquito menos no pasa nada!
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