Ojalá fuera una inocentada, una broma de mal gusto
todo lo que está pasando en el ámbito político, algo ya en el económico y
pronto pasará en el social.
Ojalá fuera todo una pesadilla de la que nos
despertamos sobresaltados, para volvernos a dormir pensando, "¡menos mal que ha
sido un mal sueño!". Pero, no, no es así.
No es una broma de mal gusto, ni una pesadilla, el
que demasiada gente no vea problema alguno en romper la Constitución. No
se dé cuenta que igual que en el 23F
alguien pensó que había que romperla por el bien de la mayoría, en el 20D
alguien quiere romperla otra vez, se supone que también por el bien de la
mayoría. ¡No es constitucional un referendum por la independencia en Cataluña! Lo
que no quiere decir que algún día, cambiando democráticamente las reglas del
juego, Cataluña pueda ser independiente. No lo entendería, no me gustaría, pero
si se llega a este punto democráticamente, constitucionalmente, lo aceptaría.
No es una broma de mal gusto que partidos
anticapitalistas, antisistema, puedan llegar al poder. Es una posibilidad real.
El problema está en que ser “antialgo” es no ser nada. Es ser “antieso” y
punto. Soy el primero en ser consciente de que el capitalismo es
intrínsecamente perverso, y el sistema está corrompido. Pero, ¿cuál es la alternativa?
No la hay. Porque el comunismo, lamentablemente, no ha sido capaz de conjugar
una justa distribución de la riqueza, con los más básicos derechos humanos, en
ningún sitio donde se ha instaurado. No a este sistema, pero entonces ¿cuál? No
he oído ninguna propuesta concreta coherente. Es cuestión de mejorar, de humanizar
el sistema en la medida de lo posible, no de destruirlo para cambiarlo por…¿qué?
No es una broma que los dos partidos mayoritarios,
representantes de gran parte de los españoles, no sean capaces de ponerse de acuerdo
para permitir la gobernabilidad del país y consolidar la incipiente
recuperación económica. Que antiguos resquemores, prejuicios ideológicos sin
fundamento real, e inconfesables ambiciones personales, pesen más que el bien
común. Pesen más que la exigencia moral, que parecen ignorar, de respetar la Constitución , preservar
la democracia y consolidar y mantener un crecimiento económico que prevenga
nuevas crisis, acabe con el paro y garantice las prestaciones sociales a las
que todos tenemos derecho.
No, no es una broma que en tres periódicos
extranjeros haya leído hoy, mientras esperaba a Isabel junto a un quiosco, titulares
como estos, Spain ungovernable, Espagne ingouvernable, Spanien unregierbar. No
es una broma. Y me ha dado una pena, una rabia y una vergüenza, impropia de
estos días.
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