Pude darme un garbeo por la sierra el martes pasado,
que me llevó, ya por la tarde, al “Alt del Pi”. El espectáculo desde allí era
soberbio, sublime hacia el sur.
Disfruté de un
buen rato de contemplación. Eso me reconstruye. Pone un poquito las cosas en su sitio otra vez. Me
recuerda lo que de verdad es importante.
Aquí tenéis una foto. Añadidle la luz, que ninguna
foto es capaz de captar, el frío y el silencio…
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