FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

sábado, 30 de enero de 2016

La corrupción abruma, pero toda corrupción.

Esta granjita podría estar bien. La casita de la izquierda sería el secadero.
Me decía el otro día alguien, y con toda la razón del mundo, que todo lo que estaba pasando en España le daba hasta ganas de llorar. Y se veía que era verdad. Lo decía con la palabra y con los ojos. Y lo decía desde el conocimiento de la historia y desde el conocimiento de nuestro complejo y tristísimo momento actual.
La corrupción de muchos de nuestros políticos abruma. Genera asco y provoca náuseas a cualquier ciudadano de a pie que intente ser honrado y vivir con dignidad y en paz.
La corrupción destruye, acaba destruyéndolo todo. Pero cuidado, no sólo existe la corrupción económica. También existe la corrupción ideológica. Y es tan peligrosa como la primera. Y hay quien no la ve… Cuando se juntan las dos, lo que suele suceder, acaban reventado el estado de derecho.
Todo político, para poder gestionar bien a la sociedad a la que sirve, debería mantenerse alejado de ambos tipos de corrupción. Debería huir de la gente que la trasmite como de la peste. Porque son una peste, tanto unos como otros.
La corrupción económica convierte al que cae en ella en ladrón. Y un ladrón puede gestionar bien sólo hasta cierto punto, porque su gestión tiene siempre unos dividendos ocultos, que no le pertenecen en modo alguno, pero que revierten en su exclusivo y personal beneficio. El dinero del que ilícitamente se apropia es de otros, que se quedan sin él. Esta corrupción cuando se detecta, acaba en los tribunales y en la cárcel. Y así debe ser.
La corrupción ideológica convierte al que cae en ella en un tirano, en el típico “salvador de la patria”. Esta clase de políticos se visten de oveja hasta que llegan al poder. Pero cuando lo huelen próximo y más cuando se instalan en él, sale el lobo que había oculto. Mi ideología por encima de todo. Yo, y sólo yo, sé lo que necesita este país. Todos bailarán al son que yo toque. La realidad es mi realidad. No hay otra realidad a considerar. Esta corrupción no es tan fácil de detectar y, a veces, no siempre, acaba en el poder.
Cierto, nos abruma la corrupción. Pero toda corrupción. Por eso está siendo tan difícil que se pongan de acuerdo nuestros políticos en formar un gobierno. Por eso.
En otro país sin tantos ladrones, sin tantos “salvadores de la patria”, en otro país menos corrupto, que los hay, hace tiempo que tendríamos gobierno.  Se habrían puesto de acuerdo los distintos partidos, al menos en lo básico, sin excluir de las negociaciones a nadie, pues todos tienen detrás ciudadanos que les han dado su confianza. Se consolidarían los aciertos, que los ha habido, del anterior gobierno, y un nuevo gobierno seguiría construyendo un país cada vez mejor, ¿por qué no? Y miraríamos el futuro sin miedo.
Es muy fácil. Perseguir, localizar y encarcelar a los ladrones y más allá de ideologías trasnochadas o imposibles, analizar la realidad, pensar en el bien común, no en el de mi partido, y dialogar, dialogar entre todos, sin excepción, por el bien del país entero.
Pero eso, en España, no es posible. A la vista está. ¡Qué triste! Claro que da ganas de llorar. Y de largarme, como digo últimamente, a montarme un secadero de jamones en Islandia. Los jamones no roban, no tienen ideología, y están buenos. 

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