Me
produce enorme satisfacción poder compartir en el blog una foto que me ha
enviado nuestro amigo José Ángel desde el Himalaya. No es una foto capturada en
internet. La ha hecho él, nuestro amigo, y eso es otra cosa.
Le va
bien, de lo que mucho nos alegramos. Día tras día, soportando el frío y bajo
cielos azules, siguen avanzando por aquellos valles y entre aquellas montañas
que según sus propias palabras, acongojan. Sigue avanzando en ese viaje también
interior.
La foto
en cuestión es de una de las montañas más bonitas del mundo, al menos para mí.
La he soñado muchas veces, alguna durmiendo. No puedo imaginar lo que sentiría
si algún día la tuviera ante mis ojos. Ya me contará José Ángel que sintió, y
será, a buen seguro, algo parecido lo que yo sentiría.
Hablo
del Ama Dablam. Situada en la ruta del Everest, rodeada de ochomiles, su cima
no llega ni a 7000 metros, tiene 6812, pero es tan hermosa, tan perfecta, que
no le hacen sombra los gigantes que la rodean. Su nombre significa Collar de la
madre y de la perla y fue ascendida por primera vez en 1961.
Como
en todas las montañas el hombre ha ido tejiendo a su alrededor historias y
leyendas. Yo ahora tengo la mía, aunque sea en la distancia. Ahora, el Ama
Dablam tiene para mí un sentido diferente al que tenía.
Gracias
José Ángel.
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