Querido
José Ángel:
"No
seas hombre de miedos y los fantasmas caerán rendidos a tus pies". No sé dónde
leí esta frase, ni de quién es. Igual no es de nadie porque es de muchos que
han vivido la experiencia de vencer el miedo y ver a sus fantasmas a sus pies,
derrotados.
Este
panorama de fantasmas vencidos creo que es el final del viaje interior que
iniciaste caminando por el Himalaya y que hoy, con el regreso a casa, finalizas
felizmente. Impresionante experiencia de belleza sublime, de contemplación a la
vez que de interiorización.
Es lo
que tiene la montaña, amigo mío, para quien se pone en sus manos sin más
intención que entrar en ella y dejar que ella entre en ti. Todo se relativiza,
y queda solo lo esencial en pie. Y lo esencial es vencer a través de la belleza
de la naturaleza y del esfuerzo y la abnegación, a tantos fantasmas que
ensucian nuestra vida, nos acosan, nos quitan la libertad de ser y de vivir.
Porque, vencidos, se nos abre una vía de luz que mucho tiene que ver con esa luz que
baña las montañas, esa luz en la que has vivido estos días y que ya no
olvidarás nunca, porque te la has traído. Y la sentirás dentro de ti, y la
encontrarás renovada en otras cumbres que te esperan.
Vive
la montaña tiempos feos. Convertida en polideportivo, donde impera el cronómetro, el espectáculo, la
algarabía, la competición, no se busca en ella más que la diversión. Quien a
ella se acerca así se pierde lo mejor que puede ofrecerte, ese lugar de
encuentro con uno mismo, con el compañero, con la naturaleza y con Dios, si
eres creyente. Y vivir esa experiencia hace intrascendente y pueril la
diversión, que llega por añadidura, pero solo como un aderezo, no más. No dudamos que te divirtieras, pero fue lo de menos, ¿verdad?
En el
libro de la cima del Gorgo, aquí cerquita, escribiste el día 24 de octubre, "Primera vez en el Gorgo. En unos días estaré en Katmandú, espero que me vaya
todo bien para poder volver aquí a contarte cómo es el Everest".
Amigo
José Ángel, tienes que volver al Gorgo a contárselo. Sé bienvenido. Nos
alegramos de tenerte otra vez entre nosotros.
Un
abrazo muy grande de tus amigos jueveros.
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