Esta
tarde de Viernes Santo, gris, como tantas tardes grises desde hace ya tiempo,
voy a compartir un texto y un recuerdo. El
texto es de Víctor Manuel Arbeloa, de su libro, Cantos de fiesta y lucha.
La
tarde se quedó desvanecida
a las
tres de la tarde.
El
llanto se hizo nube y densa niebla
a las
tres de la tarde.
Sollozaron
geranios y claveles
a las
tres de la tarde.
Los
pájaros huyeron en bandadas
a las
tres de la tarde.
Se
rasgaron los velos del secreto
a las
tres de la tarde.
Se
rompieron los dientes los peñascos
a las
tres de la tarde.
Los
muertos no aguantaron en sus tumbas
a las
tres de la tarde.
La
tierra se tembló como un borracho
a las
tres de la tarde.
Los
hombres anduvieron como ciegos
a las
tres de la tarde.
Sonaron
las trompetas alocadas
a las
tres de la tarde.
Se
enrollaron los cielos como un libro
a las
tres de la tarde.
De
sangre se cubrió la luna blanca
a las
tres de la tarde.
Se
afilaron las hoces en el campo
a las
tres de la tarde.
Y el
vino se sobró de los lagares
a las
tres de la tarde.
Crujieron
las encinas de Basán
a las
tres de la tarde.
Se
cayeron las torres prominentes
a las
tres de la tarde.
Y las
naves de Tharsis se quemaron
a las
tres de la tarde.
Dios
conquistó la tierra renovada
a las
tres de la tarde.
La muerte
se escapó de los sepulcros
a las
tres de la tarde.
La
vida floreció de primavera
a las
tres de la tarde.
Tras
la muerte de Jesús en el Gólgota.
A las
tres de la tarde.
Y el
recuerdo, el más vivo hoy para nosotros, es el del Viernes Santo del año pasado. La
mamá de Isabel, a la hora de los oficios, partía a la Casa del Padre. No, no es
el mismo día en el calendario, pero ¡qué importa eso! Fue un Viernes Santo, eso
es lo que importa, y el entierro fue el Domingo de Pascua. ¡Qué lujo para una
persona creyente como ella, que había entregado su vida en el servicio a los
demás!
Así fue su vida, y esta era su fe. Ella creía firmemente que “Dios conquistó la tierra renovada a
las tres de la tarde”. Que “la muerte se escapó de los sepulcros a las tres de
la tarde”. Que "la vida floreció de primavera a las tres de la tarde, tras la
muerte de Jesús en el Gólgota, a las tres de la tarde”.
Un año
después seguimos dando gracias a Dios por su vida.
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