Día 47 de confinamiento.
Buenos
días:
Hoy
comparto tres versículos del salmo 31, con el deseo y la esperanza de que sus
palabras caigan sobre nosotros como agua en tierra reseca.
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a
salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi
baluarte;
por tu nombre dirígeme y
guíame.
Sal. 31, 2-4.
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