La
primavera, que vive más allá de las paredes que nos encierran, y que de momento nos está
vedada, se filtra por el cielo azul que vemos desde la terraza, por el aire
tibio, por la exuberancia de las plantas que tenemos en casa.
Y
estos días, de un modo rotundamente bello, por las rosas que se están abriendo
en la terraza, día tras día. Hay una que me ha parecido extraordinariamente
hermosa; granate, casi negra y de forma perfecta.
La he cortado esta
mañana, para que el calor del día no le hiciera daño, y la he bajado a casa;
estará más fresquita La hemos puesto
junto a la Biblia que tenemos a la entrada.
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