Como
una abeja de flor en flor, he dedicado un buen rato a saltar de un libro a otro sin un propósito definido. A ver
qué encuentro, porque siempre que hago esto hallo alguna perlita, a veces más
de una. El día, gris, lluvioso y fresco me invitaba a esto.
Y sí,
como siempre, he encontrado varias, una de las cuales voy a compartir, porque
me parece que puede ayudar a sobrellevar el confinamiento descubriendo lo que
de bueno puede aportarnos.
Es del
escritor argentino Ernesto Sabato, y dice así:
¡Cuánto
más podría el hombre llegar al encuentro con el otro hombre si nos acercáramos
los unos a los otros como necesitados que somos, en lugar de figurarnos fuertes!
Si dejáramos de mostrarnos autosuficientes y nos atreviéramos a reconocer la
gran necesidad del otro que tenemos para seguir viviendo, como muertos de sed
que somos en verdad, ¡cuánto mal podría ser evitado!.
Esta
experiencia que nos ha tocado vivir, nos ha revelado de un modo, yo diría que
brutal, la realidad a la que el autor hace referencia. Nos necesitamos los unos
a los otros, nadie es autosuficiente. Solos no somos fuertes, somos
vulnerables, débiles y vulnerables.
Necesitamos
del otro, de los otros; y reconocer eso no es una opción entre otras, es el
camino, el único camino para seguir viviendo. Literalmente, para seguir
viviendo.
¡Ojalá
seamos capaces de reconocer esto! ¡Ojalá cuando pase la tormenta, larga, tan
larga, no olvidemos la lección que ese maldito bicho, que ni siquiera alcanza
la categoría de bicho, nos está dando a la humanidad!
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