FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

jueves, 9 de abril de 2020

No, no es un Jueves Santo más el de este año.



Esta situación que estamos viviendo, cuyo alcance y consecuencias no podemos todavía imaginar, está provocando mucho, muchísimo dolor, un dolor que nos sumerge en una oscuridad desde la que ansiamos cada día con más fuerza, la luz.
Pero cometeríamos un grandísimo error si no fuéramos capaces, en medio de esa oscuridad, de ver cómo aquí y allá, cada día, fuertes ráfagas de luz nos recuerdan que la luz existe.
Hoy, Jueves Santo, es un día en el que los creyentes, mediante símbolos, celebramos realidades tan altas, tan luminosas, que no podemos ni siquiera atisbar sin esos símbolos.
La institución de la Eucaristía, como la presencia real de Jesús entre nosotros, y el lavatorio de pies, como la consagración del servicio a los demás como norma de vida, son sin duda luces que, quizá por el peso de la costumbre y la cotidianeidad de los símbolos, habían perdido brillo.
A menudo sucede que los símbolos acaban ocultando lo que simbolizan, y nos quedamos mirando el dedo que señala la luna. Y aunque nos la señala, nos quedamos sin verla, y luego decimos que no había luna.
Este virus mil veces maldito, de un modo inesperado y brutal, como un viento impetuoso, nos ha llevado, más allá de los símbolos, hasta la pura majestad de lo real, como diría Teilhard de Chardin.
Miles de personas están ayudando, compartiendo, dejándose la piel y jugándose la salud, incluso la vida, por los demás, por gente que ni conocen, en una entrega de comunión y servicio profunda e inequívocamente evangélica. Y en cada una de esas personas, aunque no sean creyentes, está Jesús presente y actuando en nuestras vidas y en nuestra historia.
No es un Jueves Santo más el de este año. Está produciéndose, aquí y ahora, un continuo acto de servicio entre los hombres, una comunión universal que, rompiendo todos los esquemas, está alumbrando un mundo nuevo; y con dolores de parto, como dice san Pablo.
Nada va a ser igual, porque si grande está siendo el dolor, si angustioso es el miedo, grande es también  el testimonio de una humanidad en lucha contra el mal que, quizá sin saberlo, está cumpliendo la voluntad de Dios según nos la enseñó Jesús.
No, no es un Jueves Santo más el de este año.

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