FRASES PARA PENSAR.

SE DARÁ TIEMPO AL TIEMPO,
QUE SUELE DAR DULCE SALIDA A MUCHAS AMARGAS DIFICULTADES.

Cervantes en el Quijote.

martes, 10 de marzo de 2020

¿A qué esperan?


A menudo pienso estos días que estoy teniendo una pesadilla de la que me voy a despertar; pero no, estoy despierto viviendo una pesadilla de esas de película, de película de las que no me gustan a mí. Preocupación, angustia, agobio, miedo, hartazgo, son sentimientos que demasiada gente tiene ahora, yo también, y que cada uno lleva como mejor puede.
Y la causa es que el ciudadano de a pie se siente vulnerable y confuso, zarandeado por unos medios de comunicación que anteponen la noticia inmediata e impactante a cualquier otra consideración; y desprotegido por las autoridades que no son capaces de ponerse de acuerdo en qué hemos de hacer, cómo y cuándo.
No se puede, y permitidme la expresión, acojonar al personal con el número de contagiados y la actualización de defunciones a tiempo real, y a la vez tomar medidas parciales, yendo cada uno a su bola según los intereses inmediatos o las presiones sociales o económicas de cada sector afectado por este desastre.
Poner trabas a los partidos de fútbol y que no haya ningún control en las “mascletás”; cerrar colegios y universidades en Madrid y que aquí todo siga como si nada pasara; desaconsejar en unas comunidades viajar y en otras no decir nada al respecto… Y como éstas un montón de contradicciones. ¿A qué están jugando? El virus no sabe de comunidades autónomas.
Estamos viviendo una crisis muy grave no solo a nivel sanitario, sino a nivel social, psicológico y por supuesto económico. Y una crisis mundial. Y ante una situación de tal magnitud, debería darse una respuesta coordinada del planeta entero.
Sé que eso es impensable. Pues al menos que se coordine la Unión Europea, tampoco. Pues cada país, España en este caso, ni de lejos. Ni se coordina ni se coordinará, y eso dice mucho de un sistema político. Ni ante una amenaza global a la salud y al bienestar de la ciudadanía son capaces de ponerse de acuerdo.
Ese maldito bicho, por llamarle de algún modo, que no vemos pero que está, como un enemigo invisible, agazapado en cualquier rincón, listo para atacarnos (de película de terror) no sabe de fiestas, eventos varios, fronteras, ideologías o procedimientos políticamente correctos.
Dentro de la inevitable preocupación estaría más tranquilo si viera una respuesta valiente conjunta y coherente de todas las autonomías dirigidas, sin complejos, por el Gobierno central, que para eso está. No la hay, y eso creo yo que genera mucho más malestar que la epidemia en sí. Y va a añadir, está añadiendo, indeseables consecuencias a las que ya hay y habrá en el ámbito sanitario.
Italia ha tomado ya medidas contundentes que afectan a todo el país. Nada sustancialmente diferente está pasando aquí a lo que pasa allí. ¿A qué esperan nuestras autoridades para protegernos, que es su obligación? Cuanto más tarden más difícil será, más costoso, más doloroso. No entiendo a qué esperan.
En estos momentos oscuros es cuando se pone a prueba la solidez de un sistema político, la madurez de una sociedad. Y no veo que estemos aprobando el examen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario