Es mucho lo que estamos echando de menos. Y de entre todo ello, quizá de lo más importante y doloroso, son los amigos, y
más ahora, cuando las cosas vienen torcidas, y bien torcidas. ¡Cuánta falta nos hacemos en estos
momentos unos a otros! ¡Cuánta falta!
Pero
hoy, de un modo muy especial, tengo muy presente a un amigo que cumple 75 años.
Previsto teníamos celebrarlo juntos, allá en el Pirineo. Y aquí, y así, estamos.
Un proyecto roto, como tantos millones de proyectos, planes, sueños, que se han
quedado en nada. Es duro de entender y de aceptar, muy duro.
Pero
más allá del peso agobiante de los hechos, quiero, queremos Isabel y yo, felicitar hoy, de
todo corazón, a nuestro amigo, desearle lo mejor y pedirle que rece por todos y
por tantos; aunque sabemos que ya lo hace, cuando todos los días celebra la Eucaristía, solo, en su parroquia.
Amigo,
ahí va una canción de Alberto Cortez titulada, A mis amigos. Es nuestro regalo
de cumpleaños.
¡Felicidades
y que Dios te bendiga!
A mis
amigos les adeudo la ternura
y las
palabras de aliento y el abrazo,
el
compartir con todos ellos la factura
que
nos presenta la vida paso a paso.
A mis
amigos les adeudo la paciencia
de
tolerarme mis espinas más agudas,
los
arrebatos del humor, la negligencia
las
vanidades, los temores y las dudas.
Un
barco frágil de papel
parece
a veces la amistad,
pero
jamás puede con él
la más
violenta tempestad.
Porque
ese barco de papel
tiene
aferrado a su timón,
por
capitán y timonel.
¡un
corazón!
A mis
amigos les adeudo algún enfado
que
perturbara sin querer nuestra armonía,
sabemos
todos que no puede ser pecado
el
discutir alguna vez por tonterías.
A mis
amigos legaré cuando me muera
mi
devoción en un acorde de guitarra,
y
entre los versos olvidados de un poema
mi
pobre alma incorregible de cigarra.
Amigo
mío si esta copla como el viento
a
donde quieras escucharla te reclama,
serás
plural porque lo exige el sentimiento
cuando
se llevan los amigos en el alma.
Si
quieres oír la canción pulsa A mis amigos.
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