Estarán los lirios en el monte húmedo y fresco, casi frío. Es un espectáculo que todos los años disfrutamos. Sus colores, del azul intenso al blanco, son una pincelada de luz en el suelo verde y rocoso, donde parecen querer esconderse entre tomillos, romeros y aliagas, también en flor.
Este año, cuando haya pasado todo, habrá pasado también el tiempo de los lirios. Pero seguirá habiendo flores. En el Mediterráneo siempre hay flores. Y el año que viene, volverán a florecer los lirios.
Esta tarde fría y gris, desde mi encierro, quiero recordar, quiero recordarme que existe la primavera, que está ahí fuera, esperándonos. Y lo voy a hacer compartiendo un puñadito de fotos de flores de las que tenemos por aquí, muy cerca. Esas flores que a menudo ignoramos, agobiados por nuestras preocupaciones y nuestras prisas.
Sí, agobiados. Quizá ahora, cuando volvamos a verlas, las miremos de otro modo.
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